El virus rugoso del tomate (TBRVF, por sus siglas en inglés) presente en nuestro país desde 2016, representa una seria amenaza para la industria agrícola, con una capacidad devastadora, ha generado pérdidas que rondan el 30% en la producción de tomate a nivel nacional, sus efectos se manifiestan a través de deformaciones en los frutos, retraso en la maduración y reducción significativa en el rendimiento de los cultivos, expuso posdoctorando.
El doctor Héctor Aníbal Félix Quintero, quien está llevando a cabo una estancia posdoctoral en la Facultad de Ciencias Físico-Matemáticas (FCFM) de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), está trabajando en una investigación innovadora, utiliza técnicas avanzadas como la espectrometría Raman y el análisis de imágenes de láser speckle para detectar el virus rugoso del tomate, incluso antes de que la planta muestre síntomas visibles.
Esto podría proporcionar una solución más rentable y rápida para detectar y prevenir la propagación del virus aún y que no haya presentado la planta síntomas visibles, lo que a su vez ayudaría a salvaguardar los cultivos y reducir las pérdidas económicas, además dijo, que la técnica ampliamente utilizada por los agrónomos en el campo es la PCR, una prueba costosa que además puede generar confusiones con otras plagas, explicó.
“Las técnicas ópticas son técnicas más baratas, no son destructivas como PCR y solo implica la incidencia de un láser a una hoja de la planta de tomate, se observa la respuesta de la aplicación de la técnica y se obtiene el diagnóstico preciso y con ello los productores pueden tomar decisiones para evitar pérdidas”.
El miembro del Sistema Nacional de Investigadores del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt) mencionó que este virus es altamente contagioso. Por lo tanto, para proteger los cultivos, es crucial utilizar técnicas ópticas como las empleadas en esta investigación.
Héctor Aníbal Félix Quintero reiteró la importancia de llevar a cabo estos estudios para detectar tempranamente los cultivos afectados y así prevenir la propagación del virus, lo que contribuiría a evitar pérdidas económicas significativas. Algunos de los síntomas que se pueden observar en las plantas infectadas incluyen una apariencia extremadamente rugosa en las hojas, hojas amarillentas, tallos débiles y la presencia de manchas amarillas en los frutos.
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