*> Advirtió Irvin Mikhail Soto Zazueta, director de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS)
El aumento de la población en situación de pobreza es un efecto de las presiones inflacionarias a nivel mundial que no solamente está impactando a nuestro país, sino a todas las naciones, advirtió Irvin Mikhail Soto Zazueta, director de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS).
Respecto al último informe de Coneval del periodo 2018-2022, en el cual se advierte que casi 4 millones de mexicanos pasaron a vivir en situación de pobreza y al hecho que la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) señala que la inflación hará crecer aún más la pobreza en nuestro país, Soto Zazueta observó que desafortunadamente esta es una realidad a la cual no se está escapando nadie.
“Particularmente en México, se usa el término de pobreza multidimensional que por una parte se considera el nivel de ingresos per cápita de los hogares y por otra se considera el acceso o más bien la carencia de algunos servicios como la educación, servicios del hogar, entre otros”, comentó.
Soto Zazueta, quien es máster en economía y doctor en ciencias económicas y administrativas añadió que, de acuerdo con las mediciones antes citadas, un aumento en los precios eleva el costo de la canasta básica y por lo tanto esto trae como consecuencia que menos personas puedan adquirir estos productos con el nivel de ingresos actual.
Indicó que afortunadamente se está llegando a una inflación que va alcanzar su nivel y va a empezar a ceder, esperando que no haya nuevas restricciones al comercio y que la quinta ola del Covid-19 sea menos severa de lo que resultó en 2020 y 2021.
El especialista reconoció que es muy pronto para hacer una evaluación o valoración del impacto que están teniendo los programas sociales de Gobierno Federal para aminorar los efectos de la inflación mundial en nuestro país, sin embargo, no descartó que en algo estén contribuyendo para subsanar lo que los economistas catalogan como un impuesto regresivo que afecta en mayor medida a quienes menos tienen.
“Ello se debe a la composición del gasto donde los hogares con menos niveles de ingreso basan su gasto en la adquisición de alimentos, mientras que los más ricos lo basan más en colegiaturas, en educación y en salud, que en estos casos tienen menos efectos inflacionarios”, puntualizó Soto Zazueta.
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